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Historia del movimiento internacional: el comercio justo Sur-Norte

A nivel internacional, se empezó a hablar de comercio justo a finales de los años ’40 cuando algunas experiencias pioneras de asociaciones y organizaciones sociales de Norteamérica y Europa empezaron a establecer vínculos comerciales directos con pequeños grupos de productores artesanales en Asia y América del Sur. Inicialmente sus productos se vendían en ferias solidarias, al interior de circuitos asociativos y eclesiásticos o gracias a la formación de grupos de ciudadanos conscientes que querían fomentar relaciones económicas directas con los productores en desventaja económica de los países del Sur del mundo. Ya a partir de la segunda mitad de los años ’50 se empiezan a crear las primeras “Tiendas del Mundo”.

En 1964, se celebró en Ginebra el inicio de los trabajos de la UNCTAD, entidad intergubernamental permanente de la Asamblea General de la ONU, al interior de la cual los llamados “países no alineados” defendieron una visión de desarrollo alternativa, que iba más allá de la ayuda internacional. En aquel entonces, un considerable número de países firmaron la «Declaración conjunta de los 77 países», creando el G-77, la mayor organización de países en vías de desarrollo en el marco de las Naciones Unidas. Cuatro años después, en la Conferencia de Delhi (1968), el G-77 reclamó más comercio y menos ayudas al desarrollo, bajo el lema «Trade, not Aid!».

Poco a poco, iba perfilándose la necesidad de construir un «Nuevo Orden Económico Internacional», para revertir el proceso de empobrecimiento que los países menos adelantados seguían sufriendo a causa de la dependencia económica, tecnológica, financiera y cultural del Norte, del constante y creciente desequilibrio de las balanzas de pagos, así como a causa de la disminución de los precios de las materias primas que exportan con relación a los productos manufacturados que importan. El Programa Integrado de materias primas fue una de las primeras apuestas para la concretización de un posible nuevo orden. El programa proponía una serie de acuerdos internacionales sobre diez bienes (café, cacao, té, azúcar, fibras duras, yute, algodón, caucho, cobre y estaño), con «un margen negociado de precios que pueda ser revisado regularmente de tal manera que los precios mínimos se mantengan en niveles que tengan una apropiada relación a la inflación mundial; y reservas, combinados con otras medidas, para defender el margen negociado de precios». Sin embargo, los acuerdos específicos no siempre tuvieron éxito, y la idea de un nuevo orden fracasó rápidamente por la oposición de los países desarrollados y la poca cooperación Sur-Sur, con África y América Latina por un lado y Asia por el otro.

A partir de ese momento histórico, redes de ciudadanos, asociaciones u ONGs, sobre todo en Europa y Estados Unidos, hicieron propio el lema ¡COMERCIO, NO AYUDA! Y empezaron a construir circuitos alternativos de comercio, basado en la solidaridad, la equidad, la transparencia y la relación de largo plazo. Desde la segunda mitad de los años ochenta, nacieron y se consolidaron organizaciones que trabajan casi exclusivamente y profesionalmente en comercio justo así como plataformas continentales. En 1987, nace la EFTA (European Fair Trade Association) y en 1989 la International Federation for Alternative Trade (IFAT), actualmente WFTO (World Fair Trade Organization).

A finales de los ochenta, se creó el primer sello de garantía de comercio justo: se trataba de la etiqueta Max Havelaar. A partir de esa primera experiencia de certificación y de TransFair se creó en 1997 la Fairtrade Labelling Organizations International (FLO), hoy Fairtrade International. La CLAC (fundada en 2004) es una de las tres redes de productores codueña de este sistema internacional.

En 2001, el llamado “Grupo F.I.N.E.” (de los nombres de las siguientes plataformas: FLO, IFAT, NEWS-Network of European Worldshops, EFTA) acordó la siguiente definición internacional de comercio justo:

«El Comercio Justo es una asociación comercial que se basa en el diálogo, la transparencia y el respeto y que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y garantizando el cumplimiento de los derechos de productores y trabajadores marginalizados, especialmente en el Sur. Las organizaciones de Comercio Justo (respaldadas por los consumidores) se comprometen activamente a prestar su apoyo a los productores, a despertar la conciencia pública y a luchar por cambiar las normas y prácticas habituales del comercio internacional».

A nivel internacional esta definición se mantiene y está respaldada por las dos grandes plataformas internacionales, Fairtrade International y World Fair Trade Organization, que en 2009 suscribieron la llamada “CARTA DE LOS PRINCIPIOS DEL COMERCIO JUSTO”.

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